Crecí en medio del monte, rodeada de verde, aire puro, el arrullo de los ríos, las noches estrelladas y la vida silvestre.
Desde muy joven comencé a apreciar y valorar el contacto cercano con la naturaleza por el bienestar que aportaba a mi vida, así como a observar el ritmo de los procesos naturales, que se dan de forma simple, cíclica y armoniosa.